Mi primer recuerdo de la infancia es en la puerta de mi colegio con cinco años vendiendo los cromos del mundial de España 82, recuerdo que mis profesores me quitaron el dinero ganado honradamente y se lo dieron a mis padres, a día de hoy aun no me lo han devuelto pero la vida no me alcanzará para pagarles todo lo que han hecho por mí, gracias papá y mamá.
Desde niño me crié entre mercancías, empleados y cuentas por pagar, mis padres eran auto empleados en el negocio familiar y hacían lo que mejor podían para darnos a mis hermanos y a mí la mejor educación, pero sobre todo los mejores valores.
A los 23 años después de acabar mi carrera profesional decidí venir a España junto a la que hoy es mi esposa, todo con el fin de buscar un mejor futuro fuera de Colombia, llegué con una mano delante y otra detrás, dejando algunos compromisos económicos adquiridos para poder terminar mis estudios; fue así como primero me hice empleado, trabajando de lunes a lunes por un salario digno.
Al cabo de 3 años y después de muchos ahorros y sacrificio monté mi primer negocio, mi chica y yo ahora trabajamos más y ganábamos menos que antes, pero siempre con la ilusión de salir adelante. El tiempo pasaba, las ventas aumentaban, el equipo también pero no disfrutábamos, éramos esclavos de nuestros negocios, y llegaron los libros: comencé a leer todo lo que me llegaba a las manos, pero no daba con la tecla.
Años más tarde llegaron las formaciones presenciales y online y comencé a ver la luz al final, y la estocada final fueron los mentores, allí entendí que solos vamos más rápido, pero acompañados llegamos más lejos.
Hoy 20 años después, mi esposa y yo hemos pasado por un sinfín de situaciones que nos han hecho madurar, hemos tenido: negocios relacionados con la informática, las comunicaciones, la hostelería, la inmobiliaria, el marketing, entre otras.
Hemos dirigido equipos de más de 20 personas y hemos entendido que el valor de una empresa no es cuánto vende sino cuánto se disfruta. Contamos con dos empresas saludables que funcionan muy bien y que necesitan poco tiempo de nosotros, que nos permiten vivir el estilo de vida que hemos elegido y sobre todo nos permite disfrutar de nuestras hijas Valeria y Aitana.
No soy un hombre rico (desde los 40 decidí que el dinero no gobierna mi vida), soy un padre de familia con buenos valores, creyente en Dios, buen esposo y muy buen jefe.
Este proyecto está conectado con mi propósito en la vida, el cual es aportar mi grano de arena en la transformación de líderes empresariales. Entendí hace algún tiempo que, si cambio un negocio, cambió la vida del dueño y esto es un efecto cascada que impacta la vida de todas las personas de la organización, así que no esperes que te ayude a convertirte en una persona rica, solo quiero ayudarte a encontrar eso que te hace feliz y que te permite disfrutar una vida plena.
Espero poder ayudarte un poco a través de mi contenido para que un día puedas alcanzar el nivel de vida y el nivel de empresa que necesitas para ser feliz.
John Mendoza 2024 © Todos los derechos reservados
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